5
noviembre
Título original: Der Letzte Mann
Año: 1924
Duración: 90 min
País: Alemania
Dirección: F.W. Murnau
Guion: Carl Mayer
Reparto: Emil Jannings, Maly Delschaft, Max Hiller, Emilie Kurz, Hans Unterkircher, Olaf Storm, Hermann Vallentin, Georg John.
Sinopsis:
Este clásico del cine mudo fue el primer film que explotó el movimiento de cámara. Narra cómo el portero de un lujoso hotel, un anciano orgulloso de su trabajo y respetado por todos, es bruscamente degradado a mozo de los lavabos. Privado de su antiguo trabajo y del uniforme que le identifica, intenta ocultar su nueva condición, pero su vida se va desintegrando lentamente.
RESEÑA DE LA PELÍCULA – RAPAZ
“PORTERO DE NOCHE”
Película de 1924 dirigida por F.W.Murnau (Nosferatu, Amanecer), con guion de Carl Mayer (el guionista más prestigioso de la UFA), y producida por Eric Pommer. Todo este conjunto de talentos dio como resultado una de las mayores obras maestras del cine mudo.
Aunque por el año de producción y el país de origen podría encuadrarse dentro del movimiento del expresionismo alemán, no es así del todo. La película es un claro ejemplo del realismo del Kammerspielfilm (dramas con influencia teatral, protagonizadas por personajes sencillos); eso sí, con los demonios interiores del expresionismo.
Aunque el argumento es típico de este tipo de películas, se diferencia por alejarse en este caso del estatismo de este tipo de obras y ofrecernos una puesta en escena dinámica en el que el entorno tiene vida propia.
Claro ejemplo es la escena inicial, donde Karl Freund (genial e imaginativo cámara) rueda la presentación del espacio y del protagonista con un “travelling” que fascinó a todo el mundo en su época. Este tipo de “travelling” tan dinámico era entonces inaudito, y dio la fama al cine alemán de ser técnicamente superior al de Hollywood por ese manejo de cámara. La otra escena de este film, a destacar en este sentido, es el sueño embriagado del portero; recreado aquí con un estilo más expresionista.
Hay que destacar el trabajo del magnífico Emil Jannings; haciendo suyo el papel protagonista, y consiguiendo con su marcada expresividad el mejor papel de su carrera.
Se trata de una película prácticamente perfecta, de no ser por un gran “pero”: su final. Después de que todo parezca que tiene un negro desenlace, aparece un epílogo feliz y totalmente surrealista. Resulta una escena final que se desmarca del resto, por su tono jocoso en contraste con el estilo oscuro y realista, y por incluir un rótulo cuando el resto de película lo evitaba.
Se dice que el final fue impuesto por el productor Erich Pommer o por Emil Jannings. Entonces el guionista y Murnau decidieron “sabotear” su propia película; añadiendo un final exagerado que resultaría obvio que no iba en serio para que el público tuviera claro que era un añadido.
Aun así la película fue un éxito, y fue considerada desde su estreno como una obra maestra; llegando al mercado americano con la consecuencia no deseada por la UFA de que los mejores talentos de su factoría, como Emil Jannings, Murnau o Karl Freund se trasladaran a Hollywood.
Vamos a disfrutar de una de las obras cumbre de la era muda. Una película inmortal que este año cumple cien años y no deja de entusiasmarnos.
RAPAZ