12
noviembre
Título original: The Last Time I Saw París.
Año: 1954
Duración: 116 min
País: Estados Unidos
Dirección: Richard Brooks
Guion: Julius J. Epstein, Philip G. Epstein, Richard Brooks. Historia: F. Scott Fitzgerald
Reparto: Elizabeth Taylor, Van Johnson, Walter Pidgeon, Donna Reed, Eva Gabor, Kurt Kasznar.
Sinopsis:
Poco después de la Segunda Guerra Mundial, Charles Wills (Van Johnson), un joven que aspira a ser un escritor famoso, conoce en París a una bella muchacha, Helen Ellswirth (Elizabeth Taylor). Ambos se casan y tienen una hija, pero las novelas de Charles no tienen ningún éxito.
RESEÑA DE LA PELÍCULA – RAPAZ
“SIEMPRE NOS QUEDARÁ PARIS”
En 1954 Richard Brooks escribe y dirige “La última vez que vi Paris”, melodrama basado en el relato de Francis Scott Fitzgerald “Babylon Revisited” con el que dicho cineasta inicia una larga serie de adaptaciones literarias (“Los hermanos Karamazov”, “La gata sobre el tejado de zinc caliente”, “El fuego y la palabra”, “A sangre fría”…) que vertebran su filmografía. Previamente, Brooks había destacado como guionista con títulos como “Fuerza bruta” (Jules Dassin, 1947) o “Cayo Largo” (John Huston, 1948).
Podemos decir de “La última vez que vi Paris” que Brooks acierta solo en parte al reflejar la psicología del personaje principal (interpretado por Van Johnson), un escritor frustrado que tiene problemas con el alcohol, trasunto del propio Scott Fitzgerald y de la generación a la que pertenecía este último. Cabe decir en este sentido que Fitzgerald fue uno delos autores más destacados de la llamada “Lost generation” (un grupo de escritores al que también estaba adscrito Ernest Hemingway), cuyo denominador común fue el profundo desarraigo vital y el haber elegido Paris como ciudad donde establecerse, seducidos todos ellos por el ambiente frívolo y promiscuo en el que habitualmente se desenvolvían los miembros más destacados de la élite intelectual, en la que también encontramos nombres de españoles como Pablo Picasso o Luis Buñuel.
No obstante, película falla al captar tanto la presencia como la esencia de la ciudad; y pasa demasiado de puntillas por el sentimiento que, se supone, sirve de detonante para impulsar la trama y deja su impronta en el propio título: la nostalgia.
No obstante, entre sus puntos fuertes mencionaríamos el buen hacer de los actores (sobre todo el espléndido trabajo de Walter Pidgeon como secundario) y el considerable realismo con que aparece plasmada la complejidad de las relaciones entre hombres y mujeres, que prefigura de algún modo el universo cinematográfico de Woody Allen. Cabe señalar en este sentido que precisamente el último trabajo del protagonista Van Johnson para la gran pantalla fue “La rosa púrpura del Cairo”, del susodicho cineasta.
Esperamos que disfruten de este viaje al pasado, en el que se pone de manifiesto que la arquitectura de la memoria no está hecha tanto de fechas, si no de personas y lugares.
RAPAZ