21
enero
Título original: Ikiruaka
Año: 1952
Duración: 143 min
País: Japón
Dirección: Akira Kurosawa
Guion: Akira Kurosawa, Shinobu Hashimoto, Hideo Oguni
Reparto: Takashi Shimura, Nobuo Kaneko, Kyôko Seki, Makoto Kobori, Kumeko Urabe, Yoshie Minami, Miki Odagiri.
Sinopsis:
Kanji Watanabe es un viejo funcionario público que arrastra una vida monótona y gris, sin hacer prácticamente nada. Sin embargo, no es consciente del vacío de su existencia hasta que un día le diagnostican un cáncer incurable. Con la certeza de que el fin de sus días se acerca, surge en él la necesidad de buscarle un sentido a la vida.
RESEÑA DE LA PELÍCULA – RAPAZ
“QUÉ BELLO ES VIVIR”
Película dirigida en 1952 por Akira Kurosawa, y escrita por él mismo junto a Shinobu Hashimoto, que se convertiría en una de las obras cinematográficas más conmovedoras de la historia del cine.
“Vivir” (“Ikuru”), es uno de sus trabajos más poéticos. Un relato sobre el sentido de la vida, ante la inminente muerte, con claras influencias de la literatura rusa. Al mismo tiempo, hace una feroz crítica a la burocracia japonesa y la propia naturaleza humana.
La película cuenta como protagonista con uno de los actores fetiche de Kurosawa, Takashi Shimura, con el que trabajó en títulos como “Yojimbo”, “El infierno del odio”, “Trono de sangre”, “Los siete samuráis” o “Rashomon”, entre otras. El protagonista nos brinda un fantástico trabajo interpretativo, metiéndose tanto en el personaje que consigue transmitirnos con sus gestos y sus expresivas miradas un sinfín de emociones que traspasan la pantalla como alegría, esperanza, odio o miedo.
La estructura narrativa del film es magistral, utilizando recursos como los “flashbacks”, las elipsis temporales o dividiendo la película en dos partes claramente diferenciadas. Una primera parte narrada desde un punto de visto objetivo por el protagonista mediante sus vivencias y su crisis existencial ante la noticia de su muerte, y otra parte de narración subjetiva, donde son los demás, una vez muerto el protagonista, los que dan su visión de los hechos.
Realzando la belleza de esta obra maestra, nos encontramos con la excepcional música de Fumio Hayasaka y la maravillosa fotografía en blanco y negro de Asakazu Nakai.
Les invitamos a disfrutar de esta sensacional película que, junto con las ya proyectadas “Umberto D” de Vittorio de Sica y “Fresas salvajes” de Ingmar Bergman, son, en mi opinión, las que mejor han retratado la tercera edad y el tránsito de la vida a la muerte. Imprecindible.