Teatro San Francisco
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LUIS PASTOR

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21

abril

Detalle:

Entrada: 21€


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ESPACIO ABIERTO – CICLO FUSIÓN

  “EXTREMADURA FADO”

 

Luis compagina sus conciertos en directo con el trabajo de compositor para artistas como Cesaria Evora, Juan Valderrama, Gala Évora, Jarcha o Carmen Linares. Tras 50 años de carrera musical, llega su último disco en 2022, titulado: «Extremadura fado», un alarde en toda regla de frescura, finura y espontaneidad, de magisterio en eso que podríamos llamar canción de (o desde) la raya. Porque Luis coloca un pie en cada lado de la frontera ibérica y deja que la comunicación fluya entre ambas orillas como rara vez sucede con esos vecinos a los que prestamos infinita menos atención de la que merecen.

 

 

Llegó a Madrid a principios de los sesenta, a la colonia Sandi, en el barrio de Vallecas. Desde pequeño quería ser cantante. A los catorce años, dejo el colegio y entro a trabajar de botones en una compañía de seguros de muerte e invalidez permanente. A los dieciséis años compro su primera guitarra. A los diecisiete escucho un disco de Paco Ibáñez y descubrió la poesía.

Comenzó cantando en la iglesia de su barrio, en centros juveniles, en casas particulares y reuniones de amigos. Estos locales no tenían la infraestructura mínima, y sin embargo lograba llenarlos, porque sus canciones eran parte de la protesta colectiva que la España desasistida de entonces, elevaba desde cualquier lugar donde pudieran reunirse, con cualquier pretexto, unos centenares de personas.

Puede que Luis Pastor asuma con una mezcla de orgullo y algunas gotitas de pelusa ese fenómeno generacional por el que un hombre de su solvencia, emotividad y trayectoria ha pasado a convertirse en el “padre de Pedro Pastor” a los ojos de un determinado público. Pero este Extremadura fado, para quien quiera escuchar y ponerse al corriente, es un alarde en toda regla de frescura, finura y espontaneidad, de magisterio en eso que podríamos llamar canción de (o desde) la raya. Porque Luis coloca un pie en cada lado de la frontera ibérica y deja que la comunicación fluya entre ambas orillas como rara vez sucede con esos vecinos a los que prestamos infinita menos atención de la que merecen.

Pastor lleva ya la mayor parte de su vida afincado en la meseta capitalina, pero no por ello ha renunciado a la raigambre, al aroma de esos orígenes occidentales que le siguen ejerciendo como orgullosos delatores. Y pocas veces ese enamoramiento transfronterizo se ha hecho tan explícito como esta, una colección que se erige en intersección óptima. Mucho más allá, desde luego, del fado como forma musical concreta, aunque sea la preponderante tanto en Ausencia como en Cáceres y Badajoz, que a ratos suena como si el admirable Carlos Cano volviera por unos instantes a nuestras vidas. Y cómo no agradecerlo.